Uno — y Otro

nombrar duele y alivia
oír nombrar duele y entierra
y duele

encierra.

quiero fumar
no está a mi alcance
quiero escribir
escribo
y no está a mi alcance

oigo callar.

mayo 2007

___


me elevo
descosida de tus dudas
el misterio me hace cosquillas
y soy capaz de volver.

septiembre 2008

Prensado, produjo una pupa

(continuación de Prácticamente prensado)

—Parece un pistacho petulante.
—¡Pisalo como a una pulga!
—¡Paraaá!
—¿Pero qué es, tu protegido?
—No, pará, bajá la voz, ahora te explico.
—...
—Se paró la platea.
—¿Qué?
—¡Shh! parlá en voz baja... Que el público se puso de pie, en toda la plaza.
—¡Cierto! ¡mirá cómo se plantó! parece que va a pronunciar un discurso.
—Pero si es más pudoroso que un Padre... ahora se puso púrpura, miralo. Tiene pánico.
—Psé...
—Parece que se piantó. Puf...
—Y la plebe parte... qué pena. Un papelón.
—...Qué porquería de público, podrían haber tenido paciencia.
—¡Pfjé! Vos también te encariñaste, ¿viste Pepe? Algo de empatía provoca el pichón...
—Para qué te cuento... me partió el pecho, pasame un pañuelo...
—...Tomá
—...¡Prrffprrrfff!... ahhh... perdoná el pantano de moco... y me empapé la pera, perá que me seco, así no se paspa...
—Pasateló piola... pero lo dejaste todo pegoteado de moco, perá que te doy uno de papel.
—Gracias, papá.
—Por nada, Pepe.
—Sos un pelado de fierro, para compensarte, vamos a parrandear y te pago el piringundín. Aparte así purgamos las penas con un poco de vino... y a las pindongas les pedimos que nos preparen el pollo con papas... ja... tengo un hambre, parece que no pero estas peripecias poco afortunadas te abren la panza...
Prrrrrrfffpp... Parecía que el público tenía expectativas. Y pensé que el pibe se iba a soltar, parecía. Se plantó ahí y parecía que iba a pronunciar una perorata de película. Pero arrugó.
—Más que arrugar, me parece que quedó planchado...
—Sí, oí el pitido que produce...
—Es un primor.
—¿Nos las picamos?
—Pero por qué, ¿no te había dado piedad? Propongo que lo pongamos en la jaula del papagayo de la vecina.
—¡Ni a palos! ¡mucha presión! y el perico capaz que le da picotazos... Je, y el pico de la vecina, es todavía peor...
—¿Lo llevamos a la parroquia?
—¡No, pobrecito! Lo van a poner en adopción, yo ya lo siento parte de mí...
—Por eso, a la parroquia... predican la paz...
—Pero paz éste ya tiene de sobra. Si está para el panteón de tanta paz.
—De púrpura pasó a paliducho de nuevo... y de pálido a putrefacto... ¿no habrá pasado a mejor vida?
—No seas pesimista, pelado. Yo decía porque está como con pachorra.
—Es que tengo un presentimiento...
—¡Qué paranoico!
—...como un pensamiento podrido...
—¡Piltrafa vos también! ¡te contagió!
—Puede ser... pero soy bueno presagiando... está preparándose para perecer... aunque...
—Pará... ¿no te acordás que estaba practicando? debe tener predisposición a la catalepsia, o puro pavor... tanto, que se pone así, como un palo.
—Como una piedra, pobre. Pero te iba a decir eso, porque estoy sintiendo como un poder paranormal acá en los parietales... viste que yo tengo esa percepción profunda...
—Sí, sí, patrón, me lo promocionaste con bombos y platillos, hasta con petardos... presumido...
—Bueno, pero por eso, mirá. Lo de que está preparándose, me hizo representarme el origen de la primera pirueta.
—¿Eh? No pesco ni medio pelo.
—Que me hizo acordarme de cómo empezó el planteo, con el payaso éste. Puro panfleto, pura propaganda... y el programa, paupérrimo. No está practicando para perecer, está practicando para parecer. No viste que ponía el cartel en el poste...
—Y bueno, está parecido a un fiambre... puede ser, como decías. Preparándose para estirar la pata.
—No pescás, Pepe. Está pautado. Es un plan. Hay otros pichones que lo promueven. Un complot.
—Pero la pucha... no me digás. ¿Vos decís que estaba todo premeditado?
—Pero por supuesto, Pepe, sí. Para que prorrumpamos en llanto desconsolado, empapándonos la pera, y paguemos sesenta paquetes de pañuelos.
—Por algo será...
—Porque estábamos papando moscas en lugar de ponernos los pantalones bien puestos.
—¿Ponernos los pantalones para qué?
—Para pulular, qué sé yo, Pepe...
—Estás piantado.
—No, te canto la posta. Somos unos pollerudos. Más pusilánimes que el pichón. Paradito ahí, mirá qué porte prepotente. Practicando... ¿y nosotros qué estamos haciendo?
—Y, no sé... ¿despegando?
—No, Pepito, qué va a ser... Estamos perdidos. Si des-pegamos es porque pisamos por fuera de lo pegado, nada más. Ésa es la posta.
—¿Fuera de lo pegado? ¿Piantados, querés decir? Perdidos...
—Peor. Nacimos prefabricados. Ni nos paramos a perdernos. Ni nos pusimos a plantar un palo para marcar que salimos de la plaza, y no pintamos la marquita en el planisferio, de a dónde queríamos llegar.
—Pero si paseábamos... para qué preocuparse, pelado...
—Para qué preocuparse, pff, ahí tenés. Pobreza de planes. Prórroga de las pasiones. Cómo caés tan bajo, hay que paliar esa pobreza de la psique, hay que podar esas protuberancias que producen los postulados del nihilismo. Me llevo al pichón a mi casa, no es un paria ni tiene la peste. Es un pájaro pinto, patente.
—No, pará. Lo encontramos juntos. Lo partimos.
—¿Te parece? Es más duro que una piedra pómez.
—Bueno, pero si decís que es un premio, nos corresponde como par, vamos a ser poseedores los dos.
—Dejame pensar...
—¿Pensar? ¿no vas a parar de pensar un poco? si te la pasás pensando, vos tampoco vas a poder pisotear lo pisado, digo, pisar por sobre lo pegado. El pasado, es pasado.
—El pasado es este pájaro, Pepe, y por principios lógicos, no nos va a ser posible partirlo en dos. Cada uno posee un pasado entero, pleno.
—El mío está partido, pelado. En pedacitos pesados, pero pedacitos por fin.
—Y bueno, puesto tu planteo, con más razón, el pichón es para mí.
—Pero sos vos el que no ve las cosas. Es un penacho de plumas, cada pluma es una sola, no está entero. Está como pegado.
—Y vos estás "despegando". Así que... paaara papá, me lo llevo pulcro y perfumadito.
—...
—Perfecto. Cediste. Jugaste prolijo.
—...
—¡¡¡!!!
—...
—¡¡¡Por la peluca de Pancracia!!! ¡¡¡Pero dónde se metió!!!! ¡¡¡¡Porca putana!!!!
—Se pudrió de tu perorata, y de tu podredumbre toda viste... pescó que te lo podías apropiar...
—¡¡Pero la puta que lo parió!!
—...
—...y bueh, me lo merezco por pijotero...
—...

Y el pichón regresó a sus pagos, un pequeño poblado donde se planta perejil. Al percibir el perfume de las plantaciones, devino pavo real, y platicó pálidas palabras con sus progenitores por medio de palomas mensajeras, mientras lo pisaban, una y otra vez, los peatones pausados y los paseantes prófugos. En ese estado de planicie y perturbación, el pisado perpetuo se propuso procrearse. Penetró pacientemente a una paloma parda, y después pereció. La paloma parió una muñeca de pañolenci que se llamó Panacea, a la cual hoy pondera la prensa...

A Panacea la persiguen los paparazzi, patinando por la pasarela... sin poder pisarle los talones de los pies. Persistirán, pero no podrán alcanzar la proa... porque la propulsión que tiene en la parte posterior, es patrimonio del reino de los pájaros... y fue el legado que dejó, para ella, el pichón pusilánime que fue su padre.

Dreams Never End


Fue todo irreal
nevó en Buenos Aires
mientras Eva Green estropeaba a un yanqui en París.







Fue todo ideal
lo que escribí esta vez
nunca ocurrirá.







Ahora te gustan sólo las fans de Bochatón, pero yo tengo, en un cajón, fotos de Catherine Deneuve, y me gustaría poder aclarártelo a través de mi teléfono verde símil antiguo.













te equivocaste de camino
sin saber que me querías
hablaste
de lo que no podré olvidar

Prácticamente prensado

—Mirá qué bueno, che. Practicando para parecer.
—Eso es algo particularmente pesado...
—Sí, pero propenso a posponerse.
—Porque quiere proponer algo prácticamente perfecto.
—Un poco pedante el pibe.
—Por eso se posterga, ponele...
—Pero qué despropósito, ¡si ya está prácticamente preparado para aparecer!
—Cierto, pidamos paso.
—...
—¡!
—¡Permiso, populacho!
—Pucha, no nos dejan pasar... ¡permiso!
—...Pará, che, que se puso pálido.
—¡Peeero, será posible! ¡papanatas! ¡pedazo de panqueque! ¡piltrafa!
—¡Pará!, no te pases... pobre.
—Pff... patético.
—...
—...
—Ponelo ahí paradito, parece que le gusta.
—...
—¿?
—Uy, parece que sí.
—Percibí qué jeta de pan blando que pone, qué plato. Le produce como un placer pasajero...
—...Payaso...

Despu�s Ahora